Investigadores de la Universidad de Davis (California) han desarrollado la Byproduct Database, una plataforma digital diseñada para transformar los residuos del procesamiento de alimentos en nuevas oportunidades económicas y ambientales. La herramienta reúne información sobre restos como cáscaras, pulpas, semillas y fruta descartada, permitiendo visualizar su composición, disponibilidad y posibles usos en industrias como la alimentaria, cosmética y farmacéutica.
En su fase piloto, la base de datos incluye cuatro cultivos fundamentales para la agricultura californiana: tomates, almendras, pistachos y granadas. El equipo planea incorporar nuevos productos —como uvas vinícolas, frutas de hueso y cítricos— a medida que se recopile más información. Para acelerar esta expansión, los investigadores trabajan con Ilias Tagkopoulos, del Departamento de Ciencias de la Computación y AIFS, en el desarrollo de herramientas de inteligencia artificial que reduzcan la necesidad de procesamiento manual.
El sistema ya permite observar particularidades relevantes. En el caso de los pistachos, el subproducto más abundante es la cáscara externa, que suele desecharse a pesar de su volumen; además, los pistachos de tamaño insuficiente podrían constituir una fuente desaprovechada si existiera un mercado para ellos. Del mismo modo, en el caso de los tomates, muchos se pierden en el campo por daños o porque no cumplen estándares comerciales. Estas corrientes laterales —ya cultivadas y procesadas— representan una oportunidad de reaprovechamiento, según explica el investigador principal, Edward “Ned” Spang.
La plataforma también destaca compuestos de alto valor, como el licopeno, un antioxidante presente en la piel y la pulpa de los tomates. Los usuarios pueden localizar dónde se generan estos subproductos ricos en licopeno y evaluar su potencial para crear ingredientes funcionales o productos saludables.

Este enfoque encaja con un movimiento creciente de upcycling, donde los residuos se transforman en nuevos ingredientes. En la región ya existen empresas que trabajan con materiales como el bagazo cervecero, el okara derivado de la producción de leche de soja o los restos de vinificación, lo que demuestra el interés industrial por estas materias primas.
Próximamente, la base de datos incorporará estimaciones de costes y variables económicas, permitiendo a emprendedores y productores calcular la rentabilidad potencial de extraer compuestos valiosos, incluido el precio por miligramo y los costes asociados a su procesamiento.
El proyecto está financiado por el Resnick Agricultural Innovation Research Fund. La inversión también incluye la construcción del futuro Resnick Center for Agricultural Innovation, que contará con espacios especializados para el manejo de biomasa y la extracción de compuestos de frutas, verduras y granos.
Para Spang, esta iniciativa contribuye a fortalecer un sistema alimentario más sostenible y eficiente.
“Podemos hacer que nuestro sistema actual sea más productivo investigando nuevas ideas de upcycling y procesos que generen ingresos para los productores y mayor valor para los consumidores”
Su mensaje es claro: reducir el desperdicio es posible si se apuesta por la creatividad, la tecnología y la innovación aplicada.
El Dr. Spang centra su investigación en analizar y optimizar la eficiencia de los sistemas interconectados de agua, energía y alimentos, aplicando métodos avanzados para medir y monitorear estas relaciones a distintas escalas. Su trabajo también examina cómo los mercados, la innovación tecnológica y las políticas influyen en este nexo, con estudios recientes sobre pérdidas de alimentos en granjas y las interdependencias entre recursos hídricos y energéticos.
University of California, Davis. (2024). Turning food scraps into opportunities: Researchers create new tool to track what’s left after processing foods. UC Davis New