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¿Qué papel juega la poscosecha en la resiliencia de la cadena de suministro de productos frescos?

Retos globales y largas distancias en un mercado cada vez más exigente, sin poner en jaque la calidad del producto final

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18 Diciembre, 2025
Opinión

La cadena de suministro de productos frescos enfrenta actualmente múltiples presiones simultáneas que ponen a prueba su eficiencia, resiliencia y sostenibilidad. A los desafíos logísticos tradicionales se suman hoy largas distancias comerciales, mantenimiento de la cadena de frio a lo largo de toda la cadena de suministro, la congestión portuaria, un consumidor cada vez más exigente y el impacto creciente del cambio climático en la producción agraria hortofructícola, todo ello en un entorno altamente competitivo que busca la excelencia del producto final.

Según análisis de organismos internacionales como la FAO, el Banco Mundial, la OCDE y la UNCTAD, las cadenas de suministro alimentarias se han vuelto más vulnerables a disrupciones globales, especialmente en el caso de productos perecederos, donde el tiempo, la temperatura y el manejo poscosecha resultan determinantes para preservar la calidad y reducir pérdidas.

 

Largas distancias: cuando el tiempo se convierte en el principal reto poscosecha

El comercio internacional de frutas y hortalizas obliga cada vez más a recorrer largas distancias, ampliando los tiempos entre la cosecha y el consumo. En este contexto, la poscosecha se enfrenta a uno de sus mayores desafíos: gestionar una fisiología activa durante días o incluso semanas, sin comprometer las características organolépticas del producto.

Aunque se apliquen sistemas de refrigeración, las frutas y hortalizas continúan respirando, transpirando y evolucionando fisiológicamente. A lo largo del transporte prolongado, el consumo de azúcares y ácidos, la pérdida de agua y la acción del etileno aceleran la maduración y la senescencia, afectando directamente atributos clave como sabor, aroma, textura, firmeza y jugosidad.

 

Calidad sensorial bajo presión

El reto actual ya no es solo mantener el producto “comercializable”, sino preservar una calidad sensorial real y constante. El consumidor demanda frutas y hortalizas con sabor auténtico, buena textura, firmeza adecuada y una experiencia organoléptica coherente, incluso cuando el producto ha recorrido miles de kilómetros.

Las largas distancias incrementan además el riesgo de deshidratación, daños por frío, pérdidas de firmeza y desarrollo de patógenos, especialmente cuando existen desviaciones térmicas, retrasos logísticos o manejos inadecuados en algún punto de la cadena de suministro.

 

Un mercado más exigente y un marco regulatorio más restrictivo

A estas exigencias sensoriales se suma un marco regulatorio cada vez más estricto, especialmente en mercados como el de la Unión Europea, donde la reducción progresiva del uso de materias activas que minimizan el impacto del desarrollo de ciertas fitopatologías y la reducción de los límites máximos de residuos (LMRs) obligan a replantear las estrategias poscosecha.

La menor disponibilidad de herramientas químicas aumenta la dependencia de un manejo preciso, de tecnologías adecuadas y de un profundo conocimiento de la fisiología del producto para garantizar calidad, seguridad alimentaria y cumplimiento normativo en viajes de larga duración.

 

Cambio climático y presión sobre la cadena de suministro

El cambio climático ya no es una variable externa, sino un factor que condiciona directamente la poscosecha. Las frutas y hortalizas llegan a las centrales con un mayor desgaste fisiológico, una capacidad de conservación más limitada y respuestas menos uniformes durante el almacenamiento y el transporte. El resultado es una menor fiabilidad del producto para afrontar recorridos largos sin pérdida de calidad.

Al mismo tiempo, la cadena logística opera con márgenes cada vez más estrechos. Los plazos se acortan, las exigencias de cumplimiento aumentan y los controles son más frecuentes. En este contexto, cualquier desviación —por pequeña que sea— tiene un impacto inmediato en costes, servicio y resultados.

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¿La respuesta del sector? Innovación, tecnología, conocimiento y acompañamiento

Frente a este escenario, empresas líderes del sector están invirtiendo en automatización, digitalización, inteligencia artificial y nuevas infraestructuras logísticas para reforzar la resiliencia de la cadena de suministro de productos frescos.

Sin embargo, la tecnología por sí sola no basta. En el contexto de las largas distancias, la poscosecha se convierte en una gestión activa de la fisiología del producto, que exige decisiones técnicas ajustadas a cada especie y variedad, al origen y al destino, y, sobre todo, al estado fisiológico de la fruta en el momento de su confección.

 

 

 

 

La poscosecha como eje estratégico

Hoy más que nunca, la poscosecha es un eslabón estratégico donde convergen las expectativas del consumidor, las exigencias regulatorias y las limitaciones operativas de la cadena de suministro. Mantener la calidad organoléptica y la seguridad del producto en largos recorridos solo es posible mediante una combinación de conocimiento técnico, experiencia y asesoramiento especializado.

En este sentido, la comunidad Poscosecha.com juega un papel clave como espacio de referencia para los profesionales del sector, ofreciendo acceso a información técnica, análisis especializado y con el respaldo de empresas expertas en poscosecha, capaces de acompañar a productores y operadores en un entorno cada vez más complejo y exigente.

Porque en un mercado globalizado, recorrer largas distancias no tiene por qué poner en jaque la calidad, siempre que la poscosecha se gestione con rigor, conocimiento y el apoyo adecuado. 

¿Necesitas algún tipo de asesoramiento en materia de gestión poscosecha? No dudes en contactar con nosotro@s.

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Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia Financiado por la Unión Europea