Las pérdidas poscosecha causadas por hongos patógenos se explican tradicionalmente mediante un paradigma de patógeno único, donde la enfermedad resulta de la patogenicidad del patógeno y de factores de virulencia que actúan sobre un huésped susceptible en condiciones favorables.
Sin embargo, la evidencia emergente cuestiona esta perspectiva, señalando en cambio el papel de los consorcios microbianos (el patobioma poscosecha) en la determinación de los resultados de la infección.
En este artículo de opinión, exploramos la posible alianza oculta entre hongos y bacterias que potencia la virulencia de los patógenos poscosecha.
Utilizando la manzana (P. expansum) como sistema modelo, experimentos preliminares revelaron que la co-inoculación con ciertos aislados bacterianos aumentó significativamente el desarrollo de lesiones en comparación con el hongo solo, mientras que las bacterias por sí solas no fueron patógenas.
La secuenciación de amplicones mostró además que la infección fúngica alteró el microbioma de la herida, favoreciendo la proliferación de bacterias anaerobias y anaerobias facultativas.
Analizamos los múltiples mecanismos por los cuales las bacterias pueden contribuir a la virulencia fúngica, incluyendo la alimentación cruzada de nutrientes, la formación de biopelículas, la señalización química, la modulación del pH, la alteración de las defensas del huésped y la formación de alianzas endosimbióticas.
El reconocimiento de esta sinergia entre hongos y bacterias tiene profundas implicaciones para la gestión poscosecha, ya que las estrategias basadas en fungicidas o biocontrol pueden pasar por alto el papel de apoyo de las bacterias y favorecer inadvertidamente consorcios patógenos más resilientes.
Proponemos que las futuras estrategias de control de enfermedades adopten una perspectiva basada en el microbioma, integrando secuenciación de alto rendimiento, metabolómica, imágenes y modelado in silico para desentrañar estas interacciones y guiar el desarrollo de intervenciones sostenibles con base biológica.
Comprender y manipular estas alianzas entre reinos puede representar un paso crucial para reducir el deterioro poscosecha y mejorar la seguridad alimentaria mundial.
El deterioro fúngico de los productos agrícolas es una de las principales causas de pérdidas poscosecha y representa una parte significativa del desperdicio mundial de alimentos, lo que supone una amenaza tanto para la seguridad alimentaria como para la estabilidad económica (Avery et al., 2019, Perspectivas Agrícolas OCDE-FAO 2025-2034, 2025).
El paradigma dominante en patología poscosecha durante décadas se basa en la premisa de que un solo patógeno es la causa única y principal de una enfermedad específica, con ejemplos bien documentados de patógenos poscosecha como Penicillium spp., Botrytis cinerea, Alternaria spp., Monilinia spp., Colletotrichum spp., entre otros (Eckert y Ratnayake, 1983, Matrose et al., 2021, Cárdenas et al., 2025).
Estos patógenos principales, en particular las especies necrótrofas que requieren tejidos hospedadores lesionados para infectarse y, por lo tanto, se denominan patógenos de heridas, causan la descomposición mediante el uso de diversos factores de patogenicidad y virulencia (Sacristán et al., 2021, Bi et al., 2023).
Por ejemplo, Penicillium expansum, agente causal del moho azul en las manzanas, degrada los tejidos hospedadores mediante diversas enzimas degradadoras de la pared celular (EDC), reduce el pH liberando ácido glucónico y produce patulina, una micotoxina asociada con importantes problemas de seguridad alimentaria (Luciano-Rosario et al., 2020, Wang et al., 2023).
B. cinerea es otro necrótrofo importante que causa moho gris en diversas frutas y verduras. Combina ECC y compuestos fitotóxicos para destruir las células hospedadoras y consumir los nutrientes del tejido en descomposición (Bi et al., 2023).
Según el paradigma de patógeno único/enfermedad única, la enfermedad es el resultado de un huésped susceptible, condiciones ambientales óptimas y efectores de patogenicidad y virulencia que se combinan para iniciar una infección exitosa (Petrasch et al., 2022, Prusky y Romanazzi, 2023, Prusky et al., 2025, Li et al., 2025).
Sin embargo, en los últimos años, esta perspectiva monocausal de la patología poscosecha se ve cada vez más cuestionada por una comprensión más matizada y holística de la ecología microbiana y el papel central del microbioma en la salud y la enfermedad de los productos frescos después de la cosecha (Kuruppu et al., 2024, Sui et al., 2024, Droby et al., 2025).
Este nuevo paradigma se basa en el concepto de «patobioma poscosecha» (Bass et al., 2019, Droby et al., 2022, Ngolong Ngea et al., 2024), que postula que la enfermedad no es un evento aislado causado por un solo patógeno, sino el resultado de interacciones complejas entre el huésped, el patógeno primario, el medio ambiente y una comunidad más amplia de microorganismos asociados al patosistema.
En este sentido, si bien la investigación sobre las interacciones microbianas en los sistemas poscosecha no es nueva, históricamente se ha centrado en el papel beneficioso de las bacterias en el antagonismo y la competencia contra los patógenos fúngicos, con el objetivo de encontrar agentes de biocontrol.
La frontera actual en la ecología microbiana asociada a las plantas reside en la identificación y caracterización del fenómeno opuesto de las interacciones sinérgicas y mutualistas que interviene en la virulencia de los patógenos.
Sin embargo, la investigación que investiga este concepto como base para el desarrollo de enfermedades aún se encuentra en sus etapas iniciales y aún queda por investigar. Si bien se acumulan estudios de casos anecdóticos y específicos, aún queda en gran parte por explorar la comprensión integral de los mecanismos moleculares subyacentes, la diversidad de estas interacciones entre reinos en diferentes sistemas hospedador-patógeno y sus desencadenantes ambientales precisos.
En este sentido, el número de casos de sinergias entre patógenos bacterianos y fúngicos en la fitopatología en general, y en la patología poscosecha en particular, ha sido limitado. Por el contrario, se han descrito bacterias implicadas en la modulación del crecimiento y la virulencia de los hongos en enfermedades humanas, así como bacterias que regulan la patogénesis fúngica, en diversas patologías (McAlpine et al., 2023).
Este artículo de opinión presenta y explora el concepto de una posible alianza oculta entre especies fúngicas y bacterianas que puede potenciar la patogenicidad y la virulencia fúngicas en patosistemas poscosecha.
También destaca la necesidad de mayor investigación para dilucidar por completo la complejidad del proceso patológico en ciertas interacciones hongo-hospedador poscosecha en frutas y hortalizas.
Argumentamos que pasar por alto esta sofisticada sinergia entre reinos, que abarca desde interacciones externas hasta relaciones endosimbióticas íntimas, limita la eficacia de las estrategias de gestión actuales, especialmente las basadas en el control biológico, y requiere un cambio de paradigma en nuestro enfoque del control y la investigación de enfermedades poscosecha.
A hidden alliance: The potential role of bacteria in the virulence of postharvest fungal pathogens
Samir Droby, V. Yeka Zhimo, Vijay Kumar Sharma, Rotem Bartuv, Michael Wisniewski, Hongyin Zhang, Shiri Freilich, Davide Spadaro
Postharvest Biology and Technology, Volume 234, April 2026, 114130