Los tomates (Solanum lycopersicum L. familia Solanaceae), cultivados en todo el mundo, son ricos en nutrientes, como carotenoides, flavonoides, vitaminas, fibra dietética y otras sustancias esenciales para el organismo.
El almacenamiento a baja temperatura es la tecnología más utilizada para prolongar la vida útil de los tomates poscosecha. Sin embargo, es común que se produzcan daños por frío a temperaturas inferiores a 12 °C, lo que resulta en una textura alterada, pérdida de sabor y mayor grado de descomposición.
Los cambios en la textura y la firmeza del fruto, que provocan las bajas temperaturas se ven significativamente influenciados por los componentes y la estructura de la pared celular.
La pared celular está compuesta principalmente de pectina, celulosa y hemicelulosa, que proporcionan un soporte estructural vital a las células.
Durante la maduración del fruto, estas macromoléculas experimentan cambios estructurales y químicos que a su vez conducen a la degradación de la pared celular, en la que intervienen varias enzimas, entre ellas la pectinesterasa, la pectatoliasa, la poligalacturonasa, la β-galactosidasa, la celulasa, la endo-1,4-β-D-glucanasa, las endo-β-transglucosilasas/hidrolasas de xiloglucano y la β-glucosidasa.
Además, existen otras proteínas asociadas a la pared celular que también desempeñan un papel en la regulación de su resistencia, como las expansinas y la tubulina.
En las últimas décadas, se han probado diversos enfoques, incluyendo tratamientos químicos, físicos y biológicos, para mejorar la calidad y prolongar la vida útil de los tomates tras el almacenamiento en frío.
Las fitohormonas no solo intervienen en el desarrollo de las plantas, sino que también desempeñan un papel importante en su adaptación al entorno, incluyendo el ácido abscísico la auxina, el brasinoesteroide, la citoquinina, el etileno, la giberelina, el ácido jasmónico y el ácido salicílico.
Varias participan en la regulación del metabolismo de la pared celular y el ablandamiento del fruto como el ácido indol-3-acético, el etileno, el ácido salicílico, el ácido abscísico y la melatonina. Pero hay una serie de estudios en los que se ha investigado el tratamiento exógeno de frutas con fitohormonas, incluidos el ácido abscísico, la giberelina, el ácido jasmónico, el ácido salicílico y el ácido indol-3-acético, así como la melatonina.
En un estudio actual, se observó que el tratamiento con ácido indol-3-acético exógeno alivia significativamente el daño por frío en el fruto del tomate, retrasando el ablandamiento y aumentando el contenido total de azúcares y compuestos fenólicos.
Además, el tratamiento con ácido indol-3-acético exógeno afecta la homeostasis de otras hormonas, especialmente ácido abscísico, ácido salicílico y melatonina.
Estructura química del ácido indol-3-acético
Los análisis integrados del metaboloma y del transcriptoma, y de los fisiológicos, permitieron describir los efectos del tratamiento con ácido indol-3-acético en frutos de tomate almacenados en frío, y los factores clave que protegen contra las bajas temperaturas.
Se observó que el tratamiento con ácido indol-3-acético inhibe la expresión de genes que codifican las enzimas responsables de la degradación de la pared celular así como la actividad, especialmente de la celulasa y de la β-galactosidasa, y por tanto aumentando el contenido de celulosa y hemicelulosa, retrasando así el ablandamiento de la fruta durante el almacenamiento en frío.
Además, el análisis de correlación del transcriptoma y el metaboloma mostró que una parte de los genes expresados diferencialmente y los metabolitos acumulados inducidos por el tratamiento con ácido indol-3-acético están involucrados en la transducción de señales de fitohormonas.
También, los cambios en el ácido indol-3-acético endógeno tienen un gran impacto en el transcriptoma. El tratamiento con ácido indol-3-acético exógeno aumenta su contenido y se regulan múltiples genes involucrados en la señalización y el metabolismo de las auxinas.
El ácido indol-3-acético también mejora la resistencia al frío al afectar el metabolismo y la señalización de otras fitohormonas, principalmente a través del ácido abscísico, el ácido salicílico y la melatonina.
Estas tres fitohormonas aumentan con el tratamiento de ácido indol-3-acético lo que interactúa con la señalización de la auxina para mediar la tolerancia al frío.
Además, se han identificado varios genes como factores clave en la mitigación del daño por frío mediante el tratamiento con ácido indol-3-acético, incluyendo factores de transcripción y genes funcionales involucrados en el metabolismo de la pared celular, el metabolismo primario y secundario, la señalización hormonal y la eliminación de especies reactivas de oxígeno (ROS).
Estos resultados explican los efectos beneficiosos del ácido indol-3-acético en la promoción de la tolerancia al frío en el fruto del tomate.
Liu, Y.; Deng, W.; Li, Z. (2025).
Mediating effect of indole-3-acetic acid on chilling injury and fruit softening during cold storage of tomato fruit
Postharvest Biology and Technology, 230:113725
https://pt.wikipedia.org/wiki/%C3%81cido_indolac%C3%A9tico#:~:text=%C3%81cido%20indolac%C3%A9tico%20(AIA)%20%C3%A9%20uma,regulador%20do%20crescimento%20dos%20vegetais. Acceso el 03/09/2025.
Imagen:
https://www.multicuba.com/blog/como-conservar-el-tomate-por-anos/ Acceso el 03/09/2025.