La lechuga (Lactuca sativa L.) y la achicoria (Cichorium intybus L.) son hortalizas de hoja consumidas habitualmente, pertenecientes a la familia Asteraceae. Se cultivan comercialmente en campo abierto e invernaderos que pueden utilizar sistemas de iluminación artificial.
Poseen bajas calorías y son ricas en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes, lo que las convierte en un complemento nutritivo para una dieta saludable.
Muchos metabolitos secundarios sintetizados por las plantas son reconocidos por sus beneficios para la salud, principalmente debido a sus actividades antioxidantes, como los compuestos fenólicos y los carotenoides.
El consumo de antioxidantes a través de la dieta se relaciona con la prevención o mitigación de afecciones patológicas adversas, especialmente enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes mellitus.
Los efectos antioxidantes de los compuestos fenólicos en la dieta humana han despertado un gran interés en este campo. Los flavonoides y los ácidos fenólicos son ejemplos de compuestos captadores de radicales libres y supresores del oxígeno singlete (oxígeno en un estado excitado, fuertemente oxidativo).
Las hojas de estas hortalizas son ricas en sustancias de importancia medicinal, como ácidos fenólicos, flavonoides, carotenoides, folato, inulina y lactonas sesquiterpénicas, terpenoides con sabor amargo característico, presentes en la achicoria.
Las frutas y hortalizas durante la etapa poscosecha son extremadamente perecederas, por lo que es fundamental prolongar su vida útil, mejorar su resistencia a enfermedades y preservar sus compuestos beneficiosos.
Para abordar estos desafíos, se emplean diversas tecnologías, incluyendo métodos físicos.
La radiación ultravioleta (UV) se perfila como una alternativa prometedora a los métodos químicos, con potencial para extender la vida útil de diversos cultivos hortícolas durante el almacenamiento.
Estudios previos indican que la radiación UV-C inactiva efectivamente microorganismos durante la etapa de almacenamiento.
Las radiaciones UV-A y UV-B aunque menos eficaces, pueden contribuir a mejorar la calidad de los productos alimenticios al promover la síntesis de compuestos beneficiosos.
La radiación UV juega un papel decisivo en la regulación de las respuestas fisiológicas de las plantas y las vías de señalización, especialmente UV-B y UV-A.
UV-B afecta la eficiencia fotosintética, aumenta la defensa antioxidante y promueve la acumulación de metabolitos secundarios de las plantas. La radiación UV-A, afecta el movimiento de los cloroplastos, la regulación estomática y la fotomorfogénesis*.
Tanto la radiación UV-B como la UV-A pueden causar reacciones de estrés en los vegetales, pero cuando se aplican en dosis y longitud de onda adecuadas, también promueven procesos positivos como una mayor síntesis de flavonoides, eficiente resistencia a los patógenos y un mejor desarrollo.
Los LED-UV (diodos emisores de luz UV) ofrecen varias ventajas, como la eficiencia energética y el control preciso del espectro UV, lo que ha incrementado el interés de su uso en aplicaciones de productos almacenados.
Las hortalizas cultivadas en interiores carecen de luz solar natural, lo cual puede ser una desventaja. No obstante, esta limitación puede subsanarse mediante la exposición a la radiación fotosintéticamente activa y a la luz UV.
Se ha demostrado que la radiación fotosintéticamente activa, con longitudes de onda de 400 a 700 nm, es vital para impulsar la fotosíntesis y modular las respuestas fisiológicas de las plantas a través de fotorreceptores específicos, como los fitocromos y criptocromos, que captan señales luminosas e inician cascadas de señalización que regulan la expresión génica relacionada con la biosíntesis de metabolitos secundarios.
Además, la luz UV en el tratamiento poscosecha, como factor de estrés abiótico, induce la biosíntesis de metabolitos secundarios mejorando así las propiedades nutricionales, y prolongando su vida útil, previniendo así enfermedades fúngicas.
Un estudio reciente investigó la relación entre diferentes longitudes de onda UV y las dosis en tratamientos poscosecha y su impacto en la acumulación específica de metabolitos secundarios en la lechuga y en la achicoria incluyendo compuestos fenólicos, carotenoides y lactonas sesquiterpénicas, a la vez que fue evaluada la actividad antioxidante de los extractos de compuestos fenólicos.
También se identificó la combinación óptima de longitud de onda y dosis aplicadas con el fin de optimizar la biosíntesis de metabolitos secundarios contribuyendo así a una mejor calidad y valor nutricional durante la poscosecha.
Se aplicaron tratamientos poscosecha con radiación fotosintéticamente activa (control), UV-B (310 nm durante 0,5 h a 2 h) y dos longitudes de onda UV-A (340 nm y 365 nm durante 1,5 h a 6 h) a hojas tiernas de lechuga y achicoria.
Los tratamientos de UV-B a corto plazo (0,5 h y 1 h) y UV-A (1,5 h y 2 h) lograron la mayor acumulación de ácidos fenólicos, como el ácido chicórico, y lactonas sesquiterpénicas, tanto en lechuga como en achicoria.
En achicoria, los niveles de ácido clorogénico aumentaron con la radiación UV-A y la producción de glucósidos flavonoides se indujo tanto mediante luz UV-B como UV-A.
Los tratamientos UV-B (1 h) y UV-A (2 h) resultaron en los niveles más altos de luteína y β-caroteno tanto en lechuga como en achicoria.
El tratamiento UV poscosecha resulta rentable y fiable, lo que lo convierte en una muy buena opción para aplicaciones comerciales.
*Conjunto de procesos que conducen al desarrollo de las plantas en respuesta a la luz; es distinta de la fotosíntesis, aunque ambas dependen de la luz. La fotomorfogénesis implica la percepción de la luz por los fotorreceptores de la planta, lo que desencadena respuestas de desarrollo.
Liu, H.; Pöhnl, T.; Ji, Z.; Neugart, S. (2025).
Short-term postharvest UV-A and UV-B application enhances bioactive plant secondary metabolites in leafy vegetables
Postharvest Biology and Technology, 229:113679.
Imagen
https://www.relojdevinyl.com/acompanamiento/ensalada-de-radicheta-achicoria/
Acceso el 18/08/2025.