El sector de la poscosecha de fruta se volvió a reunir ayer en la XXIII Jornada Técnica de Postcosecha del IRTA, celebrada en el Fruitcentre de Lleida, con una participación que superó las 125 personas. La jornada, considerada una cita de referencia para el sector, centró este año su atención en la predicción como herramienta clave para afrontar los retos actuales y futuros, y avanzar hacia una gestión más eficiente, sostenible y orientada a la calidad.
En un contexto en el que el cambio climático, la demanda de sostenibilidad y la optimización de recursos marcan la agenda del sector agroalimentario, la capacidad de anticiparse a los problemas ya no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad. La jornada sirvió para compartir conocimientos sobre cómo el uso de tecnologías como la modelización, la sensorización, la inteligencia artificial o el análisis de datos permiten prever el comportamiento de la fruta durante la conservación, detectar patologías o fisiopatías antes de que sean visibles y tomar decisiones más informadas.
Neus Teixidó, directora del programa de Postcosecha del IRTA, explicó:
“Lo que queremos es conservar nuestra fruta durante el mayor tiempo posible y, en muchos casos, en condiciones de atmósfera controlada que no nos permiten un acceso directo para revisarla. Si a eso le sumamos el objetivo de hacerlo de forma eficiente y sostenible, anticiparse y prever es fundamental”.
Además, añadió:
“Este año nos hemos centrado en la predicción, abordando temas como la calidad final de la fruta, los efectos del cambio climático sobre los frutales y su capacidad de conservación, la predicción de defectos y podredumbres, o el control microbiológico del agua a lo largo del tiempo”.
La jornada matutina contó con ponencias de personal investigador del IRTA y de empresas del sector, que abordaron el uso de modelos predictivos en la postcosecha, la simulación de escenarios de cambio climático, tecnologías de trazabilidad digital, soluciones sin residuos para fruta de hueso y pepita, sistemas de detección de patógenos mediante compuestos volátiles, cámaras sensorizadas y sistemas para controlar la calidad del agua.
También se presentaron soluciones comerciales innovadoras como la tecnología inteligente de Rypen, el sistema de predicción de calidad Optiflux, o tecnologías de control no destructivo desarrolladas por el IVIA. Este amplio abanico de herramientas y enfoques demostró cómo la innovación puede ayudar a transformar la gestión de la poscosecha y a adaptarla a las nuevas demandas del mercado y de la sociedad.
Por la tarde, la jornada continuó con una sesión práctica de demostración de equipos comerciales, que permitió a los asistentes ver en funcionamiento tecnologías para la detección de defectos y grados Brix, la medición de calibre y color, la determinación del momento óptimo de cosecha o la desinfección automatizada de aguas con ácido peracético. Esta parte de la jornada tuvo un formato muy dinámico e interactivo, muy bien valorado por los participantes.
Teixidó añadió:
“Es una jornada muy esperada por el sector, un espacio donde se comparten conocimientos, se prueban tecnologías y surgen ideas. El nivel de las ponencias ha sido altísimo y la participación, muy elevada. Estamos muy orgullosas de que cada año la jornada crezca y se consolide como un referente”.
Para Elena Costa, jefa del Servicio Técnico de Postcosecha del IRTA, la jornada es también un gran escaparate del trabajo que se realiza desde el centro:
“Es una oportunidad para mostrar las líneas en las que estamos trabajando y que están muy alineadas con lo que el sector necesita. Las ponencias son muy prácticas y adaptadas, y la tarde permite interacción y networking. Recibimos muy buenas valoraciones sobre el trabajo hecho en digitalización y sobre la cercanía de las soluciones que ofrecemos”.
Con la sala llena y una valoración muy positiva por parte de los asistentes, la jornada ha reforzado su papel como espacio de transferencia de conocimiento y conexión entre investigación, empresa y producción. Desde el IRTA reafirmamos así nuestro compromiso con la innovación y la sostenibilidad en la postcosecha de fruta, y con el acompañamiento al sector en la incorporación de herramientas tecnológicas útiles, aplicables y de futuro.