La industria de la cereza en el Cono Sur experimentó hace unas décadas un fuerte crecimiento enfocado a la producción en zonas más al sur que las habituales. Su objetivo era obtener cereza tardías para suministrar especialmente a China, en coincidencia con el año nuevo de ese país. Esto explica las 70.000 hectáreas de cultivo que existen en Chile, con epicentro en Curicó, otrora manzanero y expansión sur norte desde Coyaique hasta La Serena, convirtiéndolo en el principal exportador mundial, orientado especialmente mercado chino (90 % del total).
En paralelo Perú, Brasil y algún otro complejo frutícola sudamericano exploraban la alternativa inversa, adelantar la cosecha en procura de ofrecer fruta a los mercados desde la misma semana 39 para el equinoccio de setiembre. También ésta es la apuesta de Argentina, explican Mariano Winograd y Claudio Barón, gracias a “una virtuosa sinergia entre investigación y emprendedorismo”.
El artículo de estos dos especialistas en el mercado argentino de las frutas y hortalizas “La cereza extratemprana, una oportunidad estratégica para Argentina”, analiza los antecedentes de este cultivo, el potencial productivo y las condiciones naturales de Argentina, así como las perspectivas y ventajas competitivas.
El análisis fue expuesto ante una convocatoria de la Cámara de Productores de Cereza de Mendoza, en la que participaron más de 200 personas entre las que se encontraron técnicos, productores e inversionistas, demostrando el interés que suscita el tema.
El artículo cuenta con el patrocinio e información de Paclife y StepacPPC, especialistas en soluciones de manejo y envasado para preservar la calidad, y de Unitec, especialista en selección, calibrado y acondicionamiento.
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