El pimiento verde (Capsicum annuum L. familia Solanaceae) es un cultivo hortícola de importancia económica que ha ganado recientemente popularidad a nivel mundial en la dieta humana debido a su valor nutricional, y como excelente fuente de compuestos biológicamente activos (vitaminas, carotenoides, flavonoides, ácidos fenólicos y otros fitoquímicos) importantes para la salud.
Su textura crujiente y su versatilidad permiten ser consumido como verdura fresca en ensaladas.
Los principales desafíos poscosecha resultan en un deterioro sustancial de la calidad ocasionada por la deshidratación, degradación del almidón y modificaciones químicas en la pared celular relacionadas con la degradación de la pectina por la acción de las enzimas como la poligalacturonasa, la pectina metil esterasa, la celulosa y la ß-galactosidasa.
Por otro lado, los pimientos pueden experimentar daño por frío cuando se almacenan a temperaturas inferiores a 7-10 °C. Esto conduce a síntomas como picaduras superficiales, manchas acuosas, oscurecimiento de la semilla y el cáliz, y deterioro del fruto, lo que lleva a una menor comercialización.
Además, las frutas sufren frecuentemente infecciones fúngicas como por ejemplo por el moho gris, que es causado principalmente por Botrytis cinerea.
El cambio climático está afectando negativamente las áreas agrícolas y los recursos hídricos. El cultivo de pimiento es sensible a las fluctuaciones de temperatura durante su ciclo de desarrollo, mostrando poca tolerancia a las altas temperaturas, ya que su cuajado se reduce drásticamente cuando la temperatura diurna supera los 32 °C y/o la temperatura nocturna supera los 20 °C.
Este estrés abiótico induce la producción y acumulación de especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que provoca la alteración de las membranas plasmáticas y la pérdida de turgencia celular, que impide el desarrollo normal de la fruta.
El proceso de eliminación de ROS en las plantas como parte del sistema de defensa antioxidante, y los osmoprotectores comprenden varias enzimas antioxidantes, incluyendo la superóxido dismutasa, la ascorbato peroxidasa, la catalasa y la peroxidasa.
Diferentes fitohormonas pueden influir positivamente en el rendimiento del cultivo y reducir los impactos ambientales negativos. Algunas hormonas vegetales se han estudiado ampliamente para mejorar la calidad poscosecha de frutas y hortalizas.
Como principal componente endógeno de los sistemas de transducción de señales, el ácido salicílico desempeña un papel eficaz en el desarrollo de las plantas, la floración y la maduración de los frutos, así como en la regulación de la fotosíntesis.
Por otro lado, el ácido salicílico es de extremada importancia para estimular la resistencia sistémica adquirida en las plantas, regulando numerosas funciones bioquímicas y fisiológicas relacionadas con la tolerancia a estreses bióticos y abióticos, y modificando el sistema antioxidante.
Se ha comprobado que el ácido salicílico induce la síntesis de proteínas que afectan a diversos procesos metabólicos mediante la regulación de su expresión génica.
Los mecanismos por los cuales este compuesto genera estas mejoras pueden estar relacionados con la protección de las membranas celulares, el aumento del metabolismo del carbono y el sistema antioxidante, además de la regulación de las proteínas de defensa contra el estrés.
Diferentes estudios han demostrado las interacciones hormonales entre el ácido salicílico y el ácido jasmónico, y varios otros compuestos relacionados con el estrés, que ocurren bajo condiciones abióticas, lo que destaca la complejidad de las cascadas de señalización hormonal.
En los últimos años, la aplicación foliar de ácido salicílico exógeno a los cultivos ha demostrado ser eficaz en la regulación del estrés biótico y abiótico, aumentando el rendimiento del fruto del pimiento verde, así como mejorando su calidad.
También se ha observado, que el tratamiento exógeno con ácido salicílico alivia el daño por frío en los pimientos al mejorar el metabolismo antioxidante, la eficiencia de desaturación de ácidos grasos de las membranas plasmáticas y la retención de agua.
Una investigación reciente concluyó que la pulverización precosecha con ácido salicílico proporciona mejores resultados que los tratamientos realizados durante la poscosecha.
De hecho, la mayoría de los análisis metabolómicos y transcriptómicos posterior a la aplicación con ácido salicílico muestran que la biosíntesis o las regulaciones transcripcionales incrementa la resistencia a muchos patógenos.
Por ejemplo, la aplicación exógena son ácido salicílico promueve la resistencia a Colletotrichum viniferum, Ralstonia solanacearum, Podosphaera pannosa, Xanthomonas campestris pv. Campestris, Colletotrichum sppp., virus del mosaico moteado verde del pepino y Penicillium expansum en uvas, tomates, repollo, sandías y manzanas.
Recientemente, se demostró que la expresión del gen CaPR1 (que codifica la proteína relacionada con la patogénesis en plántulas de C. annuum), se reprime en la presencia de ácido salicílico en concentraciones entre 1 y 5 mM, modificándose además, la interacción entre el ácido jasmónico/etileno y las vías de señalización mediadas por ácido salicílico para la regulación de este gen.
En una investigación reciente, se aplicó ácido salicílico precosecha mediante pulverización foliar o riego sobre la maduración, observándose un retardo significativo en la senescencia del fruto del pimiento verde durante el almacenamiento poscosecha, proporcionando una estrategia para extender la vida durante el almacenamiento.
Resumen gráfico según Suárez, A. D et al, 2025.
Suárez, A. D.; Pozo, M. G.; Giménez, M.; Valero, J. D.; Serrano, M.; Zapata, P. J. (2025).
Antioxidant metabolism insights into ripening and senescence delay of green pepper fruit through the salicylic acid preharvest treatment
Front. Plant Sci., 16.
Imagen
https://pixabay.com/es/photos/pimientos-pimientos-verdes-verduras-2802411/ Acceso el 19/05/2025.
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