Desde el 1 de julio de 2025 está en vigor el Reglamento (UE) 2024/1987, que introduce por primera vez límites máximos de níquel en frutas y hortalizas frescas comercializadas en la Unión Europea. Esta medida, enmarcada en las estrategias comunitarias para reforzar la seguridad alimentaria, supone un cambio significativo en los protocolos de control y calidad en la fase de poscosecha.
Hasta ahora, el níquel no contaba con una regulación específica en productos hortofrutícolas, a pesar de su presencia habitual en suelos, aguas subterráneas, fertilizantes y maquinaria agrícola. Su acumulación en determinados cultivos y la posibilidad de migración durante el procesado han llevado a la Comisión Europea a fijar niveles máximos permitidos, tras las recomendaciones de la EFSA sobre sus efectos adversos en población general y sensibilizada. En este contexto, laboratorios como AGQ Labs ya están trabajando con el sector para establecer metodologías fiables de detección y prevención del níquel en frutas y hortalizas.
Entre los grupos de productos afectados por esta regulación se encuentran numerosos cultivos habituales en el ámbito poscosecha. El límite máximo de níquel queda fijado, por ejemplo, en 0,90 mg/kg para raíces y tubérculos como la patata o la zanahoria, y en 0,50 mg/kg para brassicas como el brócoli o la coliflor. En frutos y cucurbitáceas ,como tomate, calabacín o melón, el valor será de 0,40 mg/kg, mientras que las hortalizas de hoja como la espinaca o la rúcula tendrán un límite general de 0,50 mg/kg, ampliado a 1,2 mg/kg en el caso de hierbas frescas.
También se establecen restricciones para frutos de cáscara, leguminosas, tallos comestibles y zumos vegetales, lo que obliga a los operadores del sector a revisar sus estrategias de control de metales desde el campo hasta el producto final. La normativa no contempla periodos transitorios adicionales para frutas y hortalizas, por lo que su aplicación es ya plenamente exigible.
Desde AGQ Labs, laboratorio especializado en el análisis de contaminantes inorgánicos en alimentos, señalan que el cumplimiento de los nuevos límites de níquel debe abordarse con una estrategia integral, que incluya tanto la prevención en campo como el control en los centros de manipulado. Estas son sus principales recomendaciones:
Estas acciones, cuando se integran dentro de un sistema de calidad robusto, permiten a las empresas hortofrutícolas adaptarse sin sobresaltos al nuevo Reglamento (UE) 2024/1987 y reforzar su posicionamiento frente al mercado europeo.
La entrada en vigor del nuevo reglamento sobre níquel obliga a los responsables de calidad a adaptar sus procedimientos de forma integral. En primer lugar, será necesario incorporar este contaminante en los programas APPCC, al mismo nivel que ya se controlan otros metales como el plomo o el cadmio.
También deberá reforzarse la formación del personal de campo y almacén, especialmente en lo relativo a la separación de lotes, el uso de agua y equipos adecuados, y la interpretación de los resultados analíticos. Por otra parte, será preciso revisar los contratos y acuerdos comerciales, ya que muchos clientes ,especialmente en el ámbito europeo, exigirán certificados específicos que acrediten el cumplimiento de los nuevos límites.
En lo que respecta a la maquinaria y el material de contacto, se recomienda evaluar alternativas al acero inoxidable, como recubrimientos poliméricos o plásticos alimentarios certificados, que puedan reducir el riesgo de migración de níquel durante las fases de lavado, pelado o cortado.
Aunque la nueva regulación introduce un reto técnico y organizativo, también representa una oportunidad para que las empresas hortofrutícolas refuercen su posicionamiento en materia de seguridad alimentaria. La anticipación en la implantación de controles y el respaldo de laboratorios con experiencia específica, como AGQ Labs, permitirán cumplir con la normativa sin contratiempos y demostrar a los clientes un compromiso real con la calidad del producto.